La Casa del Libro no lee
Este corrector dizque justiciero quiere hacer constar desde el frontispicio, como diría un orador de pueblo y más de oídas que de leídas, que no tiene ningún parentesco con quien pilota como se va viendo, y por lo que se lamenta, bien a su pesar, la muy lastrada nave de marca, ante todo marca, que quieren que sea España. Y lo dice porque puede dar la impresión de que anda adormeciéndose, indolente y ausente, por las esquinas —al menos no va enrabiándose por las mismas, y valga la tan tonta como ubicua excrecencia a la moda, para que se vea el horrible efecto—.
Leer Más