El profesor Ricardo Tavares, colaborador habitual de Deleátur, recoge qué aspectos debemos tener en cuenta a la hora de reportar noticias en las redes sociales para no cometer errores con la información que se pretende transmitir.
Gracias a la masificación de la telefonía móvil, la ciudadanía reporta en las redes sociales situaciones de gran impacto en tiempos de crisis o de emergencia. Si bien esto satisface la necesidad informativa inmediata, la inadecuada redacción e ilustración de estos mensajes contribuye a la desinformación. He aquí algunas recomendaciones, producto de la experiencia de varios periodistas en tales contextos.
Las redes sociales se han convertido en las plataformas de comunicación preferidas por la ciudadanía para informarse y, al mismo tiempo, para reportar en vivo sobre cualquier acontecimiento que esté ocurriendo. De hecho, Twitter, en la casilla de redacción, ya invita a responder a la pregunta: «¿Qué está pasando?», que obliga a redactar el desarrollo de un suceso.
Por tal razón, las redes sociales tienen impacto en muchos países del mundo en situaciones críticas. Para entender su alcance global, basta recordar la circulación de información durante la Primavera Árabe, los atentados terroristas en Europa y Estados Unidos, los conflictos bélicos en Oriente Medio o las protestas en Latinoamérica.
Es evidente que hay un cambio, lo que ha hecho que la prensa escrita o los noticiarios ya no satisfagan la necesidad de información inmediata. Existen varias razones:
• Masificación de los teléfonos inteligentes, que permiten escribir, fotografiar, grabar audio y filmar lo que una persona atestigua en el momento, por lo que «se están convirtiendo en las nuevas salas de redacción», según palabras de Roberto Rasquin, profesor de Periodismo de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) de Venezuela.
• Demora de los medios de comunicación en la cobertura del evento. Por ejemplo, un accidente vehicular es reportado rápidamente por un testigo ocular. Si la información llega a la audiencia cuando el hecho ya se consumó, pierde interés. En otras palabras, existe «hambre informativa», según Luis Carlos Díaz, periodista venezolano experto en redes.
• Contextos de censura o autocensura en los principales medios radiotelevisivos.
Aunque la circulación de mensajes por las redes sociales satisface la necesidad de la inmediatez, en tiempos de crisis o situaciones de emergencia esta práctica se convierte en un arma de doble filo, porque la falta de control de estas plataformas contribuye a propagar rumores o noticias falsas. Las consecuencias: zozobra y desinformación. Ha pasado que algunas fotografías o videos no se corresponden con el hecho narrado, como ocurrió el 27 de abril de 2015, cuando la cadena estadounidense Fox 13 Memphis reportó un incendio en un edificio en Baltimore por disturbios, pero la imagen presentada era de la ciudad venezolana de Valencia. Quienes la publicaron no se percataron de la presencia de un rótulo de una cadena de supermercados llamada Central Madeirense, exclusiva de Venezuela. Estas manipulaciones hacen que el medio de comunicación que las practica se desprestigie. Asimismo, una noticia verídica con la etiqueta #Ahora puede confundir si se repite horas más tarde de consumado el hecho.
Estas deficiencias se originan porque la ciudadanía, a pesar de su buena fe, no conoce métodos para saber qué es noticia, confirmar la información y contextualizarla.
Tales destrezas las poseen los comunicadores sociales profesionales. En palabras de Luis Carlos Díaz, la información aportada por la ciudadanía es la harina, y la labor del periodista es transformarla en pan.
Por tales motivos, desde 2014, periodistas y medios de comunicación venezolanos se han dedicado a adiestrar a los ciudadanos en dos vertientes: 1) saber reconocer una noticia falsa, y 2) saber reportar o divulgar un hecho. El objetivo es lograr que la población reciba y produzca contenidos de calidad que le permitan informarse bien y tomar decisiones.
Uno de los medios que ha difundido un decálogo para diagnosticar información falsa es El Nuevo País (Venezuela), el cual reproducimos a continuación:
• Parece increíble.
• Invitan a compartir y a viralizar «Antes de que algo pase».
• Comienzan con frases del tipo: «Como me llegó lo comparto».
• La noticia no presenta fuentes o usa fuentes poco confiables. (Si usa fuentes confiables, se puede ir directamente a ellas para confirmar).
• Los datos en la noticia son vagos, incompletos o inexistentes (lugar, fecha, nombres de personas u organizaciones, etc.).
• Desconfiar siempre de lo que leemos o vemos, ya sea de una cuenta desconocida, de una baja reputación o, incluso, de la fuente más creíble.
• Desconfiar implica contrastar, verificar, buscar otras fuentes. ¿Cómo? «Googlear» las palabras clave de la noticia falsa, para ver si se ha publicado en medios de comunicación u organizaciones confiables.
• Si hay pocos resultados, o estos son de sitios web y medios de poca reputación, esto casi confirma que es falsa.
• En redes sociales, buscar qué publican los periodistas, líderes de opinión y dirigentes políticos.
• Si no se está totalmente seguro de la veracidad de una noticia, no se debe compartir.
Vale añadir que varias de estas redes sociales certifican con un sello especial la autenticidad de la cuenta de figuras públicas, periodistas, medios e instituciones, lo que brinda una garantía de que los escritos difundidos proceden de fuentes verídicas y no de usurpadores de identidad.
En cuanto a cómo reportar un hecho, Roberto Rasquin señala las siguientes recomendaciones:
• Especificar lugar, fecha y hora. Esta información es quizá la más importante, en especial para Twitter e Instagram, puesto que en estas redes la información suele ser replicada durante horas e incluso días.
• Procurar no ser el primero en informar o dar la exclusiva. Es menester confirmar la información, tanto la textual como la gráfica. No replicar declaraciones sin pruebas.
• Si se difunde una información, debe ser con fuentes confiables, las cuales pueden ser periodistas en el sitio de los acontecimientos o fuentes oficiales, como los implicados en el hecho, instituciones, abogados, médicos, autoridades y testigos con pruebas.
• Se debe ser cuidadoso con los verbos para informar o atribuir.
En la redacción de las noticias en tiempos de crisis, estos elementos contribuirán a ganar algo muy valioso en el mundo digital: reputación. Así lo explica Luis Carlos Díaz en una entrevista concedida a la cadena venezolana Globovisión: «Quien miente va perdiendo credibilidad y, por lo tanto, va a ser irrelevante en la red; y quien acierta o quien tiene algo que ver con la realidad va a ser premiado con más visitas, con más clics, con más seguidores, con más confianza».
Artículo publicado en el número 11 de Deleátur, la revista de los correctores de texto de UniCo. Consulta los números anteriores de Deleátur aquí.